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miércoles, 6 de noviembre de 2013

Exclusión en el ámbito de la salud


La exclusión en el ámbito de la salud


La Organización Panamericana de la Salud y la Organización Internacional del Trabajo han señalado que “las minorías étnicas muestran un deterioro en sus condiciones de salud superior a la media de la población general” (OIT/OPS, 1999). Según este informe, las etnias están excluidas en diferentes grados y formas de la protección social en salud en casi todos los países de la región. Un documento de OPS/CEPAL (1997) señala que la discriminación étnica es una de las principales causas de inequidad en salud, dadas las condiciones de extrema pobreza en que viven las poblaciones indígenas, subalimentadas y en extrema precariedad sanitaria. Los citados organismos señalan que la discriminación de la medicina tradicional durante décadas ha descuidado o negado la posibilidad de contar con la rica tradición médica que poseen las poblaciones indígenas. Por lo mismo, en el futuro la gestión comunitaria-participativa en salud, los programas de aprendizaje compartido, la validación y rescate de la medicina tradicional, pueden ser estrategias viables para el mejoramiento de los indicadores de salud entre las poblaciones indígenas.


En Bolivia, las provincias con mayor número de población indígena, especialmente aymará (23.5%) y quechua (34%) son, a su vez, las que poseen los peores indicadores de salud del país. La desnutrición infantil grave y moderada en los niños menores de 5 años fue superior al promedio nacional en las provincias de Inquisivi, Tamayo y Omasuyo de La Paz (OPS, 1998, vol.II), de alta densidad indígena. Entre los quechuas la situación es similar. Mientras en provincias con menor cantidad de población indígena el 70% accede a los servicios de salud, en provincias quechuas como Tapacarí sólo lo hace el 11%, sea por dificultades de acceso o porque optan por sus propias tradiciones sanitarias. En las provincias quechuas la mayor parte de la población (entre un 50 y 85%) accede a la medicina tradicional. Y en los grupos guaraníes se encuentran las más altas tasas de incidencia en enfermedades transmisibles, 5 a 8 veces más alta que la media nacional. Según la OPS, las enfermedades gastrointestinales, especialmente la diarrea aguda, constituye la primera causa de muerte en niños indígenas menores de 5 años (OPS, 1998, vol. II: 112-113).

En Venezuela, la población indígena también presenta indicadores negativos de salud, particularmente entre los grupos que habitan en la selva y los migrantes. Según algunas investigaciones, entre los yanomamis de Amazonas entre 58% y 84% de la población se infecta de hepatitis B en algún momento de su vida, siendo ésta la tercera causa de muerte de este grupo, después de la malaria y la desnutrición. Los indígenas yanomamis, antiguos habitantes de las selvas amazónicas, son afectados además por otras enfermedades infectocontagiosas a lo largo de la cuenca del Orinoco. En las zonas selváticas la baja cobertura médica agudiza esta situación, pues lasuperficie y la densidad de población dificulta el acceso y el control periódico. Aunque se han organizado algunos programas de vacunaciones masivas en comunidades indígenas (especialmente entre los años 1992-1995), enfermedades como la tuberculosis en el Estado de Zulia alcanzaban a 167.9 por 100 000 habitantes en la población indígena, mientras que entre los no indígenas esta cifra era de 27.7 por cada 100.000 habitantes (OPS, 1998, vol. II).

Lo mismo ocurre en Panamá. Aunque no existe información desagregada, las provincias con mayor población indígena muestran los peores índices de salud. En Boca de Toro, provincia de alta concentración indígena, la mortalidad por diarrea en los últimos años fue de 34.4 por 100 000, mientras que la tasa nacional era de 6.4. En la comarca de San Blas, con fuerte presencia indígena, la incidencia máxima de cólera en 1993 era 80 veces la tasa nacional y la incidencia de neumonía, en 1994, seis veces más alta (OPS, 1998).

En Ecuador, la penetración de no indígenas en territorios indígenas tradicionales sigue exponiendo a sus habitantes a enfermedades y epidemias que antes no conocían y sobre las cuales no han desarrollado defensas o inmunidad. Un informe señala que las enfermedades virales han causado gran número de víctimas, y continúan haciéndolo en comunidades como los Huaorani (CIDH, Informe sobre Ecuador, 1997).

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