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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Discriminación Homosexual en Ejercito de Chile


Denunciante de discriminación en el Ejército narra "humillaciones" y "seguimientos"

El ex integrante de la Fuerzas Armadas que denunció descriminación por su condición homosexual, interpuso hoy ante la Corte de Apelaciones un recurso en contra de José Miguel Fuente-Alba, comandante en jefe del Ejército.




Junto a los abogados de derechos humanos Hugo Gutiérrez y Cristian Cruz, el ex militar que denunció descriminación por su condición homosexual en el Ejercito, presentó un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones en contra del comandante en jefe del Ejército de Chile, José Miguel Fuente-Alba.
En el escrito, el hombre relata la persecusión y los hostigamientos que le ocurrieron luego de que revelarasu orientación sexual. De hecho, según explica, fue separado de la unidad en la que trabajaba y trasladado a otro sitio "en pésimas condiciones de trabajo".
Además, el ex suboficial que denunció en Canal 13 un instructivo en que se pedía no reclutar homosexuales y gente de baja condición económica, en la acción judicial explica que hoy lo "siguen militares".
"Posteriormente me enteré que me hicieron seguimientos durante mi tiempo libre y descubrieron mi orientación sexual, fue gente de inteligencia que se entrometió en mi vida privada", en lo que sería la razón del cambio de su unidad.
"Me presenté en la nueva unidad el 8 de septiembre de 2010, a las 16:00 horas aproximadamente, donde fui constantemente humillado. Me mandaron a trabajar en un primer momento, de forma transitoria, a unas oficinas pertenecientes al Batallón de Telecomunicaciones a cargo del Mayor Alejandro Sandoval Kirkwood, la oficina no prestaba las condiciones mínimas para trabajar, incluso tenía que pagar personalmente las recargas de tinta de una vieja impresora", dice el ex militar.
"El 3 de marzo del 2011 me mandaron a trabajar (…) en una "oficina", que es un segundo piso donde hay tablas como mesones o escritorio, tuve que preguntar en otras oficinas dentro si sobraba un computador, una pantalla y sus accesorios y escritorios que me pudieran facilitar (…) Es decir, fui sometido a un acto de denigración en relación a mis antiguas condiciones de trabajo, lugar en que -además- tenía un baño a 800 metros de distancia, pero tampoco tenía derecho a usarlo sin pedir permiso a la persona que se encuentre en el lugar", prosigue el relato del ex uniformado.
Desde que dejó la institución castrense, el 29 de agosto de 2012, "me siguen militares, me han ido a buscar prepotentemente a mi nuevo trabajo, mintiendo y dejándome mal con los cercanos, diciéndole que yo había hecho algo terrible en la Unidad y que no me habían visto hace 2 semanas por eso me buscaban. Posteriormente fueron a otro lugar donde vivía y dijeron que me andaban buscando porque me habían pagado por adelantado y necesitaban que yo les terminara el trabajo particular. Me siento como prófugo puesto que me ha buscado personal del Ejército, sentía temor de salir a la calle", concluye.

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